Alex pensó lo siguiente...
Carta enviada por mi amigo Arturo, desde aquí le envíamos buena vibra y que te recuperes pronto colega!!!
EL PEOR MIEDO DE MI VIDA.
Domingo 26 de Abril de 2009.
Todo era normal, un domingo cualquiera en mi vida, no pensaba salir por que el gobierno aconsejaba no ir a lugares públicos y pasar el menor tiempo posible en la calle.
Sabia que se habían suspendido clases toda la siguiente semana, así que decidí quedarme en mí cuarto ver el futbol, leer, jugar videojuegos, escuchar música, en fin, cualquier cosa que me hiciera pasar el tiempo.
Aproximadamente a las 7 de la tarde, comencé a sentirme con una gran fatiga, y era extraño ya que no había realizado mucha actividad, lo dejé pasar.
7:30 mi hermano menor (Guillermo, 19 años) nos comenzó a comentar que sentía fiebre.
Y ahí comenzó todo.
Eran las 8:40 aproximadamente, y me comencé a sentir mal, el malestar era en la garganta con cuerpo cortado, dolor de cabeza y fiebre.
Tenía 38 grados de temperatura, y decidí darme un baño para controlar la fiebre, ya que las recomendaciones decían que no nos automedicáramos.
La fiebre no bajo, por el contrario, aumentó y ahora tenía 39.5 grados, mi madre al ver la situación, me sugirió ir al hospital. En un principio desaprobé la idea, porque pensé que no era necesario que eso se podría controlar, pero al sentirme cada vez peor decidí ir.
Cuando llegamos al hospital la imagen era de miedo. El lugar estaba lleno, personas sentadas, personas paradas, personas en el piso, todos los ahí presentes tenían cubrebocas. Sabía que me iban a tardar demasiado, pero no me importó ya estaba ahí y quería ser atendido.
No soy derechohabiente, pensé que no me atenderían en un hospital del estado, pero no fue así, tomaron mis datos, mis síntomas y me pidieron que esperara a que me pasaran.
En esa espera, sentí el peor miedo de mi vida.
Eran las 11:30 de la noche, las personas no dejaban de llegar a la sala de urgencias del hospital, las personas se veían sumamente inquietas, en un principio no me sentía tan mal, de hecho estaba con mi hermano viendo su celular y podía mantenerme de pie. Conforme el tiempo pasaba el ambiente se iba poniendo mas pesado, las personas entraban a ser atendidas y en ocasiones ya no salían, se quedaban internados en observación y quienes salían eran sus familiares por lo general llorando, muy presente tengo la imagen de un niño que lloraba por la salud de su papá y le decía a su mamá que se quería quedar con él.
Yo cada vez me sentía peor, era la 1:30 am y yo ya no podía mantenerme en pie, afortunadamente había una banca libre y en ella me recosté, fue en ese momento cuando llegó un señor de aproximadamente 34 o 35 años que se veía muy mal, se notaba dificultad para respirar y malestar general, el señor al no encontrar donde sentarse se hincó pero al poco tiempo ya estaba sentado en el piso, dormite por unos minutos y cuando abrí nuevamente los ojos, este sujeto ya estaba totalmente acostado en el suelo, se notaba claramente su dificultad para respirar, su imagen era increíble, un hombre “joven” tirado en el piso de la sala de urgencias de un hospital del estado y con dificultada para respirar era algo complicado de ver y no por que el sistema medico de México sea excelente, sino por que no esperas que eso suceda con una persona joven.
Con las pocas ganas que me quedaban intente mantenerme despierto, y sirvió para ver como llegó una señora, se veía ya de edad avanzada, llego con sus familiares e inmediatamente que llegó los médicos la trataron por que su estado era verdaderamente malo, la ingresaron y después de 20 minutos solo salieron sus familiares en un mar de lagrimas.
Yo veía a mi hermano y mi madre, cada vez me sentía peor, y mi temor de quedarme en el hospital en observación me hacia sentir mas mal.
A las 2:15 am mi familia se desespero, yo comenzaba a tener pequeños espasmos convulsivos por tener la fiebre tan alta, solicitaron que me atendieran y así fue, prácticamente de inmediato dijeron mi nombre e intente levantarme, no pude, mi hermano y mi hermano me cargaron hasta el consultorio donde el doctor al verme se sorprendió de la gravedad, me tomo la temperatura y mientras el termómetro marcaba, fue a revisar a un niño que estaba ahí.
Cuando el medico regresó, mi miedo aumento, por que de recibirme sin ningún método de precaución (tapabocas o algo así) regreso con un tapabocas de esos que usan en la industria y guantes de látex, me pregunto mis síntomas, y advirtió que me veía delicado.
Me realizó varios chequeos y después me revisó con un aparato que mide las pulsaciones que llegan a los dedos, para ver que tan bien estaba oxigenando mi cuerpo, me mandaron a inyectar un medicamento para controlar la fiebre que ya rondaba sobre los 40 grados, e inmediatamente después mando traerme una silla de ruedas para que me llevaran a tomar radiografías. Ahí mi miedo ya era extremo, entrar al hospital de noche nunca ha sido agradable, pero aparte entrar en medio de una contingencia como esta, es horrible. Personas en los pasillos, en camillas, en sillas de ruedas (incluyéndome) doctores presionados, enfermeras apresuradas, todo parecía un caos sincronizado.
Llegué a los rayos X, me pusieron de pie de espaldas a la maquina y me tomaron radiografía del tórax, en ese rato me entregaron mi placa y me dijeron que fuera con el medico a valoración.
Cuando llegué la medicina comenzaba a hacer efecto, el medio seguía sin parar de atender enfermos y yo me sentía un poco mejor, el doctor me recibió, tomó la radiografía y me dijo que le preocupaba lo que veía, me pidió absoluto reposo, que exagerara mis cuidados, que no saliera (obviamente) y que tomara el medicamento que me iba a dar, me dio de alta temporal, me pidió que regresara en caso de seguir con los síntomas o si en algún momento sentía dificultad para respirar, y me dijo que por lo pronto todo estaba bajo control y que había sido muy bueno el no automedicarme.
La verdad mis respetos a los médicos y enfermeras de este país, créanme que lo que vi, nunca pensé verlo realmente, parecía todo sacado de películas, y sí, puede ser que esta sea nuestra película, donde los verdaderos héroes están ahí en los hospitales, en las clínicas, en los consultorios, los profesionales de la salud que tienen que lidiar con enfermos, con malas noticias, con personas (justamente) irritadas y preocupadas por que sean atendidas rápido.
Esos son los verdaderos HÉROES personas que sin importar la hora, la edad o la condición social, están para servir de la manera que puedan, y que al menos a mi, me trataron de una excelente forma en uno de esos mal afamados HOSPITALES DEL ESTADO.
ATTE
LCC Arturo Mena Gamboa.
2 comentarios:
HOLA
CUANTO TE PAGO EL ENANO ESPURIO DEL DESEMPLEO, PARA QUE INVENTARAS ESTA DRAMA - NOVELA Y LA POSTEARAS HE.
LA VERDAD POR ESO ESTE MENDIGO PAIS NO AVANZA POR MENTIROSOS Y PALEROS COMO TU.
ATENTAMENTE
LARRY K. ÑONGA.
se respeta el comentario, pero yo no escribí este artículo, saludos
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