¿Por qué me dediqué a la Música?
En realidad no lo sé; posiblemente porque
soy un iluso.
Siempre consideré a la Música como un
hechizo, como un acto de seducción del que
difícilmente se puede uno escapar. Primero me
sedujo y después provocó en mí el deseo ferviente
de intentar al menos tratar de cautivar, en cierta
medida, el alma y la voluntad de las gentes
a través de la secreta y artificiosa combinación
de los sonidos.
Ser compositor es muy difícil; como difícil
sería intentar convertirse en un hechicero, en
un alquimista o en un seductor.
No sé si en algún instante lo he logrado;
no sé si algún día, en verdad, lo lograré.
